La gran Marlene… glamour y misterio hecho mujer. No fue la más bella entre las bellas, y ella misma mejor que nadie lo sabia, pero también sabía que contaba con una determinación y una actitud que la hacían parecer ante los demás mucho más hermosa de lo que era.
Así con esta personalidad tan arrolladora, Marlene nos hizo creer a todos que era la más bella de todas. Su fuerza y su modernidad rompieron clichés que antes nadie se había atrevido a romper.
Fue transgresora por naturaleza y así lo expresaba mediante su vestimenta y sus atrevidas apariciones en público. Se vestía con trajes de hombre, fumaba en público, algo muy mal visto en aquella época, y sexualmente era provocadora y muy liberal.
Nada la amedrentaba, y se mostró ante el público, que llegó a considerarla casi una diosa , como una mujer fuerte y carismática.
Nació en Berlín en el seno una familia de militares el 27 de Diciembre de 1901. Desde su adolescencia encamino sus pasos hacia los espectáculos de cabaret , ya que en la Alemania de los años 20 estos clubes eran muy populares , y a Marlene le encantaba el ambiente desenfadado y provocativo que allí se respiraba.
Su descubridor fue Joseph Von Sternberg, hombre que quedó prendado de su personalidad. Él sabía que aunque no contaba con una belleza espectacular, su carisma podía llevarla muy lejos, por lo que la asesoró respecto al maquillaje y la ropa que debía utilizar, así como de su peinado.
En aquella época había muchas rivales que vencer, o por lo menos que igualar. Jean Harlow o su eterna rival Greta Garbo fueron algunas de ellas.
Puso toda su confianza en manos de Sternberg, y tras sus consejos estéticos Marlene sufrió una transformación que la benefició totalmente, y que hizo que siempre apareciera divina tanto en fotografía como en cine. Luces y sombras ajustadas a un rostro que desde luego tenía materia prima.
En los años 20 participó en alguna que otra película, cabe mencionar que en una de ellas “Die
Freulosse Gasse”, compartió cartel con la mismisima Greta Garbo.
Pero eran papeles cortos y sin importancia que la obligaron a seguir haciendo espectaculos de cabaret. Así fue como conoció al antes mencionado descubridor Sternberg que al quedar prendado de ella le ofreció el papel protagonista para “El Angel Azul”(1930).
En el film Marlene apareció espetacular, seductora, devorando hombres que sucumbían patéticamente a sus encantos carnales, y que se veían abocados a la humillación…a la degradación. Una película que nunca envejecera al tratar un tema tan antiguo como el de las pasiones humanas, que por otra parte supo tratar magníficamente Sternberg. Se hicieron amantes. y se trasladaron a Hollywood donde Marlene debutaría en la Meca del cine, y donde su pigmalión haría de ella una gran estrella.
Rodaron juntos varias películas; ”Marruecos”(1930),”Fatalidad”(1931), “El expreso de Shanghai”(1932), “La Venus Rubia”(1932),”Capricho Imperial”(1934) o “El diablo es una mujer”(1935), que convirtieron a Marlene en una leyenda viva. De todas las películas que rodó con su enamorado Sternberg, la más aplaudida fue “El expreso de Shanghai” donde Marlene subyugó al espectador con planos impresionantes de belleza y misterio, demostrando así su calidad de diva y estrella, que no de gran intérprete, pero lo cierto es ni falta que le hacia ya que con su enigmática presencia eclipsaba todas las carencias.
A todo esto su vida personal contribuia a aumentar su leyenda, pues era bien conocida su bisexualidad, por cierto muy en boga en el mundo artístico de aquellos años.
Freulosse Gasse”, compartió cartel con la mismisima Greta Garbo.
Pero eran papeles cortos y sin importancia que la obligaron a seguir haciendo espectaculos de cabaret. Así fue como conoció al antes mencionado descubridor Sternberg que al quedar prendado de ella le ofreció el papel protagonista para “El Angel Azul”(1930).
En el film Marlene apareció espetacular, seductora, devorando hombres que sucumbían patéticamente a sus encantos carnales, y que se veían abocados a la humillación…a la degradación. Una película que nunca envejecera al tratar un tema tan antiguo como el de las pasiones humanas, que por otra parte supo tratar magníficamente Sternberg. Se hicieron amantes. y se trasladaron a Hollywood donde Marlene debutaría en la Meca del cine, y donde su pigmalión haría de ella una gran estrella.
Rodaron juntos varias películas; ”Marruecos”(1930),”Fatalidad”(1931), “El expreso de Shanghai”(1932), “La Venus Rubia”(1932),”Capricho Imperial”(1934) o “El diablo es una mujer”(1935), que convirtieron a Marlene en una leyenda viva. De todas las películas que rodó con su enamorado Sternberg, la más aplaudida fue “El expreso de Shanghai” donde Marlene subyugó al espectador con planos impresionantes de belleza y misterio, demostrando así su calidad de diva y estrella, que no de gran intérprete, pero lo cierto es ni falta que le hacia ya que con su enigmática presencia eclipsaba todas las carencias.
Una vez ya conseguida la nacionalidad americana, protagonizó varias películas destacables como “Deseo”(1936), junto a Gary Cooper,”La Condesa Alexandra”(1937), o un western denominado “Arizona”(1939) en el que compartió cartel con James Steward.
Los años 40 también fueron muy prolíficos en su carrera pues trabajó en numerosas producciones, destacando entre ellas “Berlín Occidente”(1948), dirigida por Billy Wilder, y en la cual Marlene interpretó con su particular voz una canción llamada “Black market”.
En el año 1950 y bajo la firma de Alfred Hitchcock, protagonizó un film de intriga llamado “Pánico en la escena”, en la que de nuevo se nos mostró a Marlene en el papel que mejor desempeñaba: el de mujer fría y calculadora.
Unos años después volvió a trabajar con Billy Wilder en una obra maestra que se llamó “Testigo de cargo”(1957), junto a actores de la talla de Charles Laughton o Tyrone Power . La película obtuvo numerosas nominaciones tanto a los Oscars como a los Globos de Oro. Marlene consiguió una interpretación perfecta, tal vez una de las mejores que lograría a lo largo de toda su carrera, aunque ya no contaba con la belleza de antaño, demostró que los años le habían servido de aprendizaje, y la habían convertido en una apreciable actriz.
Un año después aparecería en una de las mejores películas de cine negro rodadas por el genial Orson Welles :"Sed de mal"(1958). Compartió cartel con grandes actores como Charlton Heston, Janet Leigh o Joseph Cotten, e interpretó el pequeño, pero valioso personaje, de una gitana llamada Tania; aunque su aparición fue más bien breve en esta cinta, demostró sobradamente todo su enorme potencial, y el por qué el público la había convertido en una diosa.
En “El juicio de Nuremberg”(1961), compartió créditos con figuras tan importantes como Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard Widmark, Montgomery Clift o Judy Garland. La película obtuvo once nominaciones a los Oscars, y recibió inmejorables críticas, que aún perduran hoy en día, debido a su inmensa calidad y objetividad al rememorar los hechos acaecidos al juzgar a los criminales nazis tras el final de la segunda guerra mundial.
En el año 1964 participó en una comedia romántica junto a Audrey Hepburn y William Holden llamada “Encuentro en París”, quizás ya como una figura consagrada en el cine que aportaba distinción y categoría a la cinta, que por otra parte no fue de las mejores que protagonizó la por entonces ya muy popular Audrey Hepburn.
En el año 1979 participó en una extraña película llamada “ Just a Gigolo” junto al ambiguo David Bowie, que pasó por el cine con más pena que gloria, y con la que finalmente se despediría del séptimo arte.
Su vida personal estuvo siempre rodeada de misterio, pues supo alejarla certeramente de su vida pública. Marlene se hizo famosa por su carisma, por sus modernos vestuarios, y como no por su innegable glamour que conservó hasta el final de sus días.
Tuvo una única hija llamada María Riva, que años después de la muerte de Marlene declaró que nunca la había querido como madre, pero que la respetaba como el mito en que se había convertido. Según María su madre vivía por y para conservar la imagen de diva que ella misma creó en su momento, y no tenía tiempo para darle el cariño necesario.
También confirmó que Marlene fue una persona solitaria y muy manipuladora que jamás quiso a nadie. Por si esto fuera poco, publicó una biografía llamada “Marlene Dietrich, por su hija Maria Riva”, donde dió a conocer detalles e intimidades de su madre que la mostraban sexualmente insaciable, atribuyéndole numerosos romances lésbicos, que por otra parte estando ella en su máximo apogeo mediático ya se le asignaban, pero que esta vez vinieron de la mano de nombres como Dolores del Río, Edith Piaf, Mercedes Acosta ,o incluso su eterna rival Greta Garbo.
Su hija también le atribuyó numerosos romances con diferentes hombres, entre los que destacaron Yul Brynner o Ernest Hemingway. Todo lo contado por su hija no habría de ser exactamente una primicia, pues una de las veces que se le preguntó a Marlene por estas habladurías ella contestó socarronamente: ” En Berlín importa poco si se es hombre o mujer. Hacemos el amor con cualquiera que nos parezca atractivo”.
Dejando a un lado su llamativa vida sexual, Marlene destacó poderosamente por ser una mujer muy comprometida social y políticamente; al estallar la segunda guerra mundial declaró abiertamente su desprecio ante las políticas antisemitas, y grabó varios discos en contra del régimen nazi, como por ejemplo la conocida canción “Lili Marleen”. Por otra parte, se pronunció de forma temeraria sobre Hitler de la siguiente manera: “Jamás podré volver a mi país, mientras semejante individuo fanatice a las masas”.
Cuando envejeció la gran Marlene fijó su residencia en París donde murió en el año 1992, siendo ya nonagenaria. Finalmente la ciudad a la que dió la espalda en vida, acogió sus restos mortales, y fue enterrada en Berlín.
Hemingway se pronunció de esta manera respecto a ella: “La muerte es algo que a tí no te concierne Marlene. Tú eres inmortal”. Estoy totalmente de acuerdo. Sus interpretaciones inolvidables, al igual que su impresionante presencia, siempre viviran en el recuerdo de todos los que amamos una época que nos regaló mujeres de tan gran categoría.
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