ES LO QUE TIENE EL VERANO

El verano... esa estación del año odiada y querida a partes iguales...

El calor temido por muchos, y añorado y deseado por otros tantos, lo que tiene, y eso es innegable, es que nos regala imágenes y momentos que perduraran para siempre entre nuestros mejores recuerdos.

Y es que nos quejamos de vicio; porque en verdad el verano es una estación efímera, que pasa en un abrir y cerrar de ojos. El frío nos acompaña algo más y nos cubre con ropajes y cielos, en la mayoría de ocasiones, oscuros, y ahí estamos aguantando estoicamente los fríos y cortos días del invierno.

Para mi el verano representa una vida desinhibida, seguramente las mujeres nos adornamos con atuendos que en otras ocasiones más formales, descartaríamos a la primera de cambio. ¿Qué más da? Los que tenemos la suerte de veranear en las costas mediterráneas bien lo sabemos. Esa mujer que pasa el invierno vestida con colores oscuros que atenúan su palidez e incluso la hacen parecer más mayor, cuando llega el verano parece transformarse en una chica joven y alegre que se despoja, mediante su vestimenta, de todos esos prejuicios que la acompañan durante el resto del año. Nadie mira a nadie: todo el mundo puede sentir el placer de librarse de los lastres estéticos que luce en su entorno habitual.

Por supuesto siempre está el amargado-a de turno que crítica y menosprecia estas actitudes, pero en definitiva esa mujer vivió y soñó por unos días de otra manera, liberándose así de muchas ataduras. ¿Que estoy flaca? ¿Y qué? ¿Que me sobran unos Kilos? ¿Y qué?

Por eso adoro el verano, porque la gente aparece más alegre que nunca, y porque por un corto espacio de tiempo esas normas estéticas que nos bombardean desde las redes sociales y la televisión, desaparecen para dejar paso a mujeres y hombres de carne y hueso, reales como la vida misma, con sus michelines, con sus arrugas..pero también con sus enormes ganas de vivir.

Aquí os dejo unas fotos de mujeres que fueron diosas del celuloide sobre todo por su gran belleza, pero a las que la vida no trató ni mejor ni peor por el hecho de ser hermosas. Estoy totalmente convencida de que esa señora que el otro día estaba delante mi en la playa con su toalla de chillones colores, su pelo enmarañado, su bikini blanco que acentuaba su bronceado pero también sus michelines y el paso del tiempo, se sentía igual de sexi que estas Divas que fueron amadas por millones de personas.

Yo por mi parte, me vuelvo por unos días más al mar, a ese cálido y húmedo mar que siempre me procura buenos recuerdos.