martes, 20 de septiembre de 2011

SHELLEY WINTERS







Shelley fue dueña de una belleza muy particular; muchos, hoy en día, incluso la considerarían una mujer de poco atractivo físico, pero en su juventud, fue una mujer con un rostro, que sin ser muy hermoso, resultaba atractivo, y su cuerpo contaba con la voluptuosidad necesaria para atraer la atención del sexo masculino; estos rasgos de su anatomía fueron decisivos para encasillarla, en sus inicios principalmente, en papeles de sex-symbol; de hecho fue ella misma la que afirmó en una de sus muchas biografías, que las poses tan sensuales que Marilyn utilizaba al ser retratada por lo fotógrafos habían sido mérito suyo, pues Shelley mejor que nadie sabía realzar su propio atractivo en fotografía; así ,según ella, acabó convirtiendose en consejera de la rubia diva, a la que enseñaba diferentes mohines faciales para aparecer irresistible, como por ejemplo entornar los ojos y entreabrir los labios sugerentemente ; quizás fue una profesora demasiado entusiasta ,y cuando se quiso dar cuenta mujeres de belleza casi sobrenatural como Liz Taylor o su misma amiga Marilyn Monroe, le fueron quitando espacio en su papel de mujer sugerente y arrolladora.

Con el paso de los años la figura de Shelley, en un principio esbelta y seductora, fue adquiriendo demasiadas redondeces , y a partir de estos cambios físicos en su cuerpo, sus papeles fueron normalmente secundarios: de mujer ingenua, vulgar o incluso patética.
Pero Shelley, mujer de carácter vehemente, fuerte y pasional, no necesitó de un físico extraordinario para comerse la pantalla , y su paso por el cine no fue en vano, pues nos dejó como legado veraces y magníficas interpretaciones.



Shelley nació el 18 de Agosto de 1920 en Illinois (EEUU). Su madre había sido cantante de ópera, y su padre se dedicaba al oficio de sastre; siendo ella una niña la familia se trasladó a Nueva York con el fin de procurarse un futuro mejor. Precisamente fue en esta ciudad ,donde Shelley comenzó su vida artística como corista en los espectáculos de Broadway, y a raíz de estas apariciones encaminó sus pasos hacia los grandes estudios de cine.
La interpretación era algo innato en Shelley, pero ella quiso perfeccionar la técnica, y asistió con asiduidad al Actor’s Studios, junto a otros monstruos de la pantalla como Paul Newman o Marlon Brando.
Su debut en el cine se produjo en el año 1921 ,de la mano de la Columbia en un filme llamado “What a woman!”, donde tuvo una a aparición muy fugaz. Fue entonces cuando decidió asentarse en Hollywod ,en un pequeño apartamento compartido con la también futura actriz Marilyn Monroe; este hecho las llevaría a ser amigas de por vida, y ni el paso de los años pudo dañar el gran cariño que ambas se profesaban.



Su primera película notoria fue un drama, dirigído por George Cukor, llamado “Doble vida” (1947) ; la película obtuvo cuatro nominaciones a los Oscars, siendo ganador de uno de ellos el actor principal Ronald Colman.






Trás este enorme éxito, y al comprobar los directores el enorme potencial con que contaba la actriz, comenzaron a contar con ella para proyectos realmente interesantes como en “Una vida marcada” (1948), pelicula de cine negro dirigida por Robert Siodmark, y coprotagonizada junto a actores de la talla de Victor Mature o Richard Conte o “El gran Gatsby” (1949), un drama dirigído por Elliott Nuget.
Sin embargo no fue hasta que Anthony Mann le dió un papel protagonista en “Winchester 73″ (1950), junto a James Stewart, cuando se demostró la enorme categoría actoral de Shelley desempeñando un papel duro de mujer explotada , marginada y abandonada, que sin embargo cuenta con la fortaleza suficiente, en un mundo primordialmente dominado por los hombres, de valerse por si misma.


Comienza aquí una carrera llena de exitosos títulos como “Un lugar en el sol”(1951), protagonizada junto a Liz Taylor y Montgomery Cliftt, “Yo amé un asesino”(1951), protagonizada junto al malogrado actor John Garfield, “LLama a un desconocido” (1952), junto a la gran Bette Davis o en una coproducción italo-americana llamada “Mambo”(1954).
Y como no había género que se le resistiera, de nuevo deslumbró en un western llamado “Rebelión en el fuerte”(1954), junto al aclamado actor Alan Ladd. También intervino en la única producción que rodara el magnífico actor Charles Laugthon y que llevó por título “La noche del cazador” (1955), junto a grandes intérpretes como Robert Mitchum , Billy Chapis o Peter Graves.

Fue en el año 1959 y con la película “El diario de Ana Frank” cuando Shelley vió recompensado su trabajo mediante un Oscar como mejor actriz secundaria : su interpretación en esta película la situó ,tal y como se merecía, entre las más grandes del cine.




En 1961 compartió protagonismo con Burt Lancaster en “Los jóvenes salvajes”, y un año después, Cukor la dirigió en “Confidencias de mujer”, un drama costumbrista que en su tiempo tuvo una acogida extraordinaria.
Volvería a deslumbrar con su magnífica interpretación, en una adaptación estupenda de la novela de Navokov “Lolita”(1962), en lo que fue una película polémica y arriesgada para la época; Shelley interpretó el papel de madre algo inocente y patética al pensar que el amor de su huésped , papel interpretado por James Mason, se dirige exclusivamente a ella, cuando en realidad existe una relación pecaminosa y lujuriosa hacia su hija adolescente.



Shelley también se dejó tentar por el cine europeo y participó en una co-producción italo-francesa llamada “Los indiferentes” (1964)
Un año después de nuevo recibiría un Oscar como mejor actriz secundaria en “Un retazo azul” (1965), con el personaje que tal vez marcaría para siempre su carrera, y que la encasillaría en papeles de mujer un tanto vulgar y patética.



En el año 1970 apareció genial como una madre que se sirve de sus hijos para cometer los peores pecados; no dejó indiferente a nadie con la estupenda interpretación de un personaje perverso, frio, cruel y delictivo en “Mamá sangrienta”, película en la que por cierto ya comenzó a deslumbrar un Robert de Niro muy joven y casi primerizo; lo curioso es que el papel le fue asignado gracias a la insistencia de Shelley ,que con su empeño consiguió que de Niro pasara a formar parte de esta delirante obra de Roger Corman.




En la década de los setenta, Shelley siguió demostrando su gran versatilidad con títulos como “¿Qué la pasa a Helen?” (1971), “¿Quién mató a tia Roo?”(1971), “El quimérico inquilino”(1976) o “Cleoprata Jones” (1973), pero sin ninguna duda la película que más notoriedad le otorgó en esta década fue “La aventura del Poseidón”(1972), que de nuevo le procuró una nominación a los Oscars, y por la que quizás hoy en día es más recordada.




Siguió trabajando en las siguientes décadas con mayor o menor acierto, en películas de diferentes géneros, siendo su última aparición en el año 1999.
Gracias a sus dotes interpretativas el nombre de Shelley Winter se ha convertido hoy en día en sinónimo de calidad y profesionalidad, sin embargo su vida privada estuvo plagada de escándalos y excentricidades que casi llegaron a minar su reputación como actriz. Como ella misma escribió en una biografía, que no estuvo exenta de polémica, por su almohada pasaron los galanes más demandados de la época, citando nombres concretos como Clark Gable, Errol Flynn, Sean Connery, Marlon Brando, o William Holden; estuvo casada en tres ocasiones: su primer matrimonio se produjo en el año 1942, el segundo con el actor italiano Vittorio Gassman en 1952, y el último de ellos en el año 1957, con el también actor Anthony Franciosa. También dió a conocer públicamente entresijos de la industria cinematográfica, que precisamente no beneficiban a la llamada fabrica de los sueños,y destacó el amor frustado que sintió hacia el actor Laurence Olivier, al que, según ella, encontró una vez en brazos de su querida amiga Marilyn Monroe.
Tal vez si su paso por el cine hubiera sido mediocre, estos continuos escándalos al final hubieran dañado su carrera; pero el público supo valorar su estupenda y premiada trayectoria profesional, y hoy en día su nombre nos recuerda algunas de aquellas grandes obras que se rodaron hace ya algún tiempo, pero que se han convertido en indispensables para todo buen cinéfilo.
Pese no haber tenido un físico espectacular, y haber trabajado principalmente como secundaria, Shelley ha pasado a engrosar la lista de las mejores actrices que nos ofreció esta lejana y maravillosa época dorada de Hollywood.
Murió en Los Angeles el 15 de Enero del año 2006, a los 85 años.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

DEDICADO A MIS AMIGOS BLOGUEROS


Me invade una gran satisfacción al comprobar que amigos blogueros pierden un minuto de su valioso tiempo en mencionar, éste mi humilde blog, en sus plataformas blogueras. Agradecimiento, amistad, compañerismo..., eso es lo que he encontrado en este universo tan complejo.
En este caso ha sido mi entrañable amigo Atticus , el que ha considerado que yo me merezco un premio, y yo se lo agradezco de corazón . Así que comenzemos con el juego.
Primero debo señalar una  de mis frases preferidas de cine, y una de ellas es la siguiente: "No se ve más bien que con el corazón,lo esencial es invisible a los ojos" (Forrest Gump). Me siento muy identificada con esta frase, al igual que mi adorada Marilyn, pues fue precisamente esta cita la que hizo grabar en el reverso de un reloj que le regaló a Joe DiMaggio, al poco de conocerse; este fragmento está extraido del libro "El Principito".
A continuación mencionar mis blogs recomendados, tanto por su contenido, como por la acogida tan hermosa con la que me han recibido.

Así que los premiados son:


1º- Atticus de Adivina quien cocina esta noche
2º- Miquel Zueras de Borgo 
3º- Abril en París de El apartamento en París 
4º- deWitt en Yo confieso
5º- Jota Vergara de Gitanesque
6º- Mario de Nenúfares efervescentes 
7º- Rafael Narbona de Into the wild union
8º- Susan Lenox de Plegarias Desatendidas
9º- Emilio J. Pazos de Cinemafilmesclub 
10º- Su de Mirando atrás


Estos han sido los que yo he seleccionado, pero en ningún momento penseis, que porque no esteís en la lista anterior, no sois merecedores de un premio. Esta vez me he dejado guiar por el corazón, aunque la verdad es que casi siempre lo hago. Espero que los que no he mencionado seais condescendientes conmigo, porque todos y cada uno de los que os pasais por aquí teneis un espacio en mi memoria, y por supuesto algunos hasta en mi coranzocito.  Besos.





lunes, 12 de septiembre de 2011

DEBRA PAGET





Debra perteneció a una generación de actrices que pasaron a convertirse en inolvidables, más que por sus dotes interpretativas, por su asombrosa belleza. En su momento contó con la posibilidad de formar parte de lo más exquisito de Hollywood, pero al no ser su carrera conducida de manera correcta, la que comenzára su andadura por el cine con buen pie, finalmente vió truncado su destino.

El público siempre relacionó a la actriz con papeles de joven pura y virginal, así pues durante su adolescencia encarnó perfectamente papeles de doncella ingenua y exótica.


Debido a este tipo de personajes y a su impactante físico, Debra dejó tras de sí montones de corazones rotos, pero a medida que fue pasando el tiempo la ingenuidad que tan famosa la hizo en su momento comenzó a evaporarse, y fue cuando surgió la duda…¿En que lugar podría encajar una actriz que siempre se había mostrado ante el público con ese particular aura de candor e inocencia? Una mujer tan espectacular no podía ser desperdiciada, y fue entonces cuando comenzó su metamorfosis; así, de la noche a la mañana, se mostró en la pantalla como una mujer tentadora y vampiresa, que hipnotizaba a los hombres con sus atributos físicos, pero aunque apareció deslumbrante e inaccesible como una diosa, el público nunca la llegó a identificar en este tipo de papeles. Lo cierto es que admirandola algunos años después sugerente lujuriosa y erótica hasta la saciedad , nunca entenderé como el público se pudo olvidar de ella.




Debra nació en Denver (EEUU), un 19 de Agosto del año 1933. Se crió prácticamente entre bambalinas, pues tanto sus padres como hermanos se dedicaban al music-hall. Fue en concreto su progenitora , que por otra parte fue una vedette que enseñaba su cuerpo con bastante desparpajo y picardía, la que al ver frustrada su carrera como actriz  "seria" decidió que fuera su hija la que se dedicara al mundo del espectáculo , pero esta vez a poder ser de manera algo más decente de lo que ella lo había hecho. Así, esta buena mujer proyectó toda sus ilusiones, y ambiciones personales en la figura de su hija, a la que presentó con tan sólo 14 años a un concurso de belleza en Pennsylvania, en el cual resultó ganadora.


La pequeña en cuestión estaba en el punto adolescente y virginal que tanto gustaba a los estudios de la época, y esto unido a su espectacular y angelical hermosura le procuró un contrato con la Fox; debutó con estos estudios en “Una vida marcada”(1948), un film de cine negro en el que destacaron los personajes interpretados por Victor Mature y Richard Conte, ya que la pequeña Debra, con tan sólo 15 años, se limitó a lucir su bello rostro de ojos asombrados.


Al año siguiente tuvo el placer de compartir créditos con figuras tan importantes como Susan Hayward, Edward G.Robinson y Richard Conte en un melodrama familiar de cine negro llamado “Odio entre hermanos” (1949), dirigido por Mankiewicz , en el que interpretó el papel de la inocente novia de uno de los hermanos.


Si los años cuarenta terminaron bien profesionalmente hablando, la década de los cincuenta no pudo comenzar mejor debido a que Debra fue elegida para que interpretara el papel de india dulce en la película “Flecha Rota” (195o), y nada más y nada menos que junto a uno de los actores más versátiles y solicitados de la época: el fantástico James Stewart. Con esta interpretación y en concreto con este papel, Debra comenzó a ser reconocida y elogiada por el público, que contemplaba con admiración su angelical belleza.



Debido a que tuvo una gran acogida entre el público desempeñando este tipo de personajes, de nuevo los estudios le asignaron un papel con tendencias virginales, pero esta vez como indígena de la Polinesia en “Ave del paraíso” (1951), en lo que fue un acertado remake rodado años antes por King Vidor; la aceptación entre la audiencia fue estupenda, y Debra no tuvo nada que desmerecer respecto a su antecesora en la película original que fue Dolores del Río, además compartió cartel con dos galanes muy en boga por aquellos tiempos, estos fueron Louis Jordan y Jeff Chandler.




“La mujer pirata”(1951), fue la siguiente producción en la que se vió inmersa la actriz, y esta vez con el papel de noble dama que competía en amores con la temible corsaria Jean Peters. Un año después acompañó a la que fue durante dos décadas la "reina de Hollywood" , Myrna Loy, en “Bellezas por casar” (1952), una estupenda comedia que hizo las delicias del público, y en la que además compartió cartel con uno de los hombres que más admiración despertaba entre las féminas del momento: el guapísimo Jeffrey Hunter.



El Cinemascope le dió la oportunidad de demostrar al público que su belleza era casi irreal, y así apareció como una cristiana abnegada y preciosa , junto a Victor Mature y Susan Hayward en “Demetrius y los Gladiadores” (1954).


En la adaptación para el cine del cómic de Harold Foster, “El Príncipe valiente” (1954), quizá salió algo malparada frente al carácter decidido y pasional del personaje interpretado por Jane Leigh, ya que como era previsible el personaje interpretado por Debra quizás era demasiado, por decirlo de alguna manera, tradicional y por lo tanto aburrido, ya que se limitaba a ser la buena amiga, confidente y sensata hermana de una preciosa princesa Aleta.


Siguiendo la estela de la película producida años antes y que llevó por título “Flecha Rota”(1950), se rodó una especie de secuela llamada “Pluma Blanca” (1955), que aunque menos buena que la primera consiguió, amén de disfrazar de nuevo a Debra de india, un reparto bastante notorio pues junto la actriz actuaron dos estupendos galanes como Steward Granger y Robert Taylor.


Por estas fechas, Debra estaba deseando cambiar su registro interpretativo para poder aparecer ante el público con un tipo de personaje más visceral, y la oportunidad le llegó con la producción “La princesa del Nilo”, donde apareció como una odalisca hermosísima y provocativa ejecutando una danza del vientre de lo más seductora.






Pero de momento sus deseos de convertirse en una mujer de rompe y rasga se vieron interrumpidos , ya que una de las revistas de crónica social más importante de la época, la incluyó en una lista cuya finalidad era la de mostrar los nombres de las actrices más virtuosas que existían en ese momento en Hollywood; y de nuevo se mostró una imágen de Debra ingenua y virginal; Debbie Reynolds y Jane Powell, fueron otras de las muchas integrantes de la lista.

Así que de nuevo apareció con una imagen impecable e inocente en “Love me Tender” (1956), película en la que compartió cartel con el mítico Elvis en lo que sería para éste su estreno en el cine, y en la que el Rey deleitó al publico con cuatro de sus canciones, una de ellas la que da título a la cinta.




La película obtuvo mucho éxito debido a la cantidad de gente que admiraba y seguía la figura de Elvis Presley, y Debra obtuvo mucha publicidad gracias a este hecho, pero aún así seguía persiguiendo un cambio de trayectoria en su carrera, por lo que cambió de estudios, hasta ese momento había estado trabajando para la Fox, para poner en práctica este cometido. Fue la Paramount la que le ofreció trabajar en el film bíblico de Cecil B. De Mille “Los Diez Mandamientos”, y fue este director el que le ofreció un papel en el que Debra pudo lucirse un poco más, ya que el personaje a lo largo de la película iba ofreciendo diversos registros al espectador: comenzaba con un papel de judía recatada, y a medida que transcurría la película se convertía en una arrebatadora cortesana egipcia.




Estos mismos estudios le siguieron dando oportunidades de aparecer como tentadora en algunas aventuras delirantes como “Omar Khayyam” (1957), “El tigre de Esnapur” (1958) o “La tumba india” (1959), en esta última, por cierto, desnudó su cuerpo hasta rozar el límite de lo permitido y efectuó un baile ante una cobra real, que dejó a muchos con la boca abierta.






Pero pese a todo este despliegue de erotismo, la carrera de Debra fue cayendo en la mediocridad, y en el año 1963 pondría fin a su carrera con “El palacio encantado”, en lo que fue una buena película de terror, dirigida por Roger Corman.

Muchos cuentan que su abandono definitivo del cine se debió a su tercer y último matrimonio con un magnate del petróleo, que la obligó a retirarse. Finalmente se divorció del petrolero en los años ochenta, y una década después se convirtió al cristianismo llegando a tener su propio programa radial evangelizante.


Actualmente vive retirada junto a sus hermanas en Texas.


.:  An all-time most-coveted blouse  |  Debra Paget  :.:



Debra Paget:


Debra Paget, I would kill for that bathing suit!:

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